miércoles, 21 de abril de 2010

Un simple pensamiento de miercoles por la noche



Encerrado en la historia mundana del vivir, sintiendo 
la angustia por la que se deslizan últimos momentos 
de juventud, remuevo, 
la cucharilla del café, con un suave tintineo, cierro los ojos mientras suspiro recordando, tratando de no olvidar, a toda aquella gente a la que amé,
sin arrepentimientos,
con sentimiento,
sigo amando a la vida, 
a los amigos, a todo aquel que aporta un rayo de luz
a esta existencia sombría y gris.




















sábado, 10 de abril de 2010

Primera vez

 La sonrisa de tu cara, niña, ¿aún recuerdas?, nos amanecían, dulces, los días, conversando, ibamos riyéndonos, traviesos, eramos jovencitos, descubríamos asombrados, todavía infantiles en nuestros cuartos, las mariposas que sobrevolaban nuestros estómagos, fue  durante una batalla de almohadas. Excitación pura, primeriza, sensación extraña, entre juegos caímos uno encima del otro, no importa quién, mis recuerdos me engañan, sí me acuerdo de tu respiración entrecortada, casi violenta, de como tu rostro lució una expresión  dulcemente erótica que desconocía en ti, hasta entonces. Un impulso, se acercaron mis labios a los tuyos. Besos, torpemente primero, hasta que nuestras lenguas rojas, las de Bequer, se entrelazaron entre ellas, placer, erizamiento de vello en la nuca, mesaba, yo,  tus cabellos,  recorrían, tú,  mi espalda,  con tus manos, uñas largas pintadas de negro, como tu pelo, como tus ojos, en la semipenumbra de tu habitación, una lamparita de florecillas era testigo de lo que ocurrió, como pude abrí tu camisa, mas no pude, inexperto, con el cierre de tu sujetador, me hicistes parar, tú misma me dejastes tus pechos al descubierto, corazón que latía, temblaba, duramente excitado en mi sexo encerrado, con el que, ritmícamente, movías tus caderas para rozar con tu entrepierna, mis labios, instintivamente,  humedecieron los rosados pezones, fue entonces cuando toda mi adolescencia escapóse por mis calzoncillos, me estremecí en tus brazos en esa corriente electrica que recorría todo mi ser, "lo siento, lo siento", decía,"no pasa nada, Carlitos, no pasa nada", decías, mientras,  acariciabas mi cara, sonriendo, "puedes repetir", mis ilusas cejas recuerdo que se arquearon abriendo mis ojos para verte mejor, y claro que repetimos y en esa segunda vez fuistes tú, niña, la que nos llevó a aquel lecho de placer mutuo del que disfrutamos, sabías lo que hacías, sabias lo que me hacías, y yo aprendí, perdiendo la inocencia en el deleite de nuestros cuerpos fundiéndose en uno, pero no lo hicimos más, abruptamente tus padres llegaron, abruptamente nos pillaron medio desnudos, abruptamente las patadas de tu padreme hicieron bajar las escaleras de tu casa, las que  aun me duelen,  ya que no volví a verte más, prohíbido el reencuentro pecaminoso con la joven de familia ultracatólica, hasta ayer en que te encontré en aquel bar de copas, en el que un amigo me explicó que nocheabas con uno cada noche, triste, pero inventado.
TO BE CONTINUE

viernes, 9 de abril de 2010

Viernes

Comió un cacho de huevo frito sintiendo como la yema resbalaba por los pelos de la barba, elegantemente cogió la servilleta y limpióse. Volvió a untar el pan y deleitóse ante tan sencillo manjar, eran las cuatro de la tarde y hacia calor, se reconfortó con la televisión encendida. Viernes.

lunes, 5 de abril de 2010

Como uno más

Corrías desesperado y trastabillado, con la botella de vino en la mano, gritando su nombre por las calles del casco viejo, llorabas, habíaste orinado en los pantalones en tu incontinencia etílica, la enésima, la que había provocado que Isabel marchárase entre lágrimas avergonzadas, mientras gritabas a alguien que creías que la había estado mirando, despeinado, hundido en un patetismo extremo que provocaba la hilaridad y risas varias entre gente que cruzábase contigo, yo te seguía a distancia, amistad inquebrantable mediante, vigilando que no te hicieras daño, Paco, ¿por qué te hacías eso?, ¿porqué le hacías eso?, tenías talento de sobra para no ahogarte en esa perdición que corroía tu alma. Acabamos sentados en el silencio del parque, la madrugada irrumpe poco a poco, entre las sombras de la noche, entre el fresco rocío del alba, sigues nombrándole, medio dormido, totalmente borracho, pero no sueltas la botella, ni siquiera para invitarme, encopado como estoy, solo,sin nadie que se vaya de mi lado, sin nadie a quien ofrecer el sabor de mis labios, la Juliana a punto estuvo de caer mientras apretaba su rollizo cuerpo, pero tuvo que marchar, rescatada de mi acoso por sus amigas, justo cuando sacaba mi lengua en dirección a su oído, justo en el momento en que aquellos gañanes ibante a dar la paliza de tu vida, como pude me interpuse y disculpé tu conducta, jalándote en tu ceguera, ahí te distes cuenta que ella se había marchado, ahí salistes como pudistes, chocando entre la poca gente que ya quedaba en horas tardías en aquel local de moda. Allí estabamos, me lié un porro, odié tu suerte, por tener a alguien como Isabel, a la que en secreto amaba como buen primer mejor amigo del que novia tiene, pero afortunado de estar vivo una noche más,  corriendo esas andanzas que nos unían mediante un invisible hilo que hacía más soportable la existencia en un mundo tan desigual. Te acompañé a tu casa del hombro, tu madre ya estaba despierta, (quizás había estado despierta toda la noche, esperándote), la saludé mientras bajaba la cuesta que me conduce a la estación, empacadas mis cosas en una vieja mochila que me acompañaría en la huída de aquella vida que ya no sería la mía, el pueblo, el terruño quedaban atrás en pos de una vida diferente en la gran capital en la que me confundiría entre la muchedumbre como uno más. Nunca volví a verte, nunca más volví a saber de tí.