domingo, 1 de agosto de 2010

A vueltas con la muerte

  No brota la lágrima escondida tras aquellos ojos negros frios de rabia y dolor. Condolencias rutinarias ante la colmena fúnebre en el sinsentido de los vivos para con los muertos. Coronas florales, sollozos ahogados  quebrantan el silencio respetuoso por lo que hace dos días era un hombre y hoy era tan sólo un cuerpo inerte  en estado de descomposición dentro de una caja de madera. 
  Allá quedaba la importancia de lo que simplemente era la obra teatral que a cada cual escogía con un determinado papel que lo impulsaba en la vitalidad protagonista de cada uno. En la carretera que pasa junto al cementerio, historias, tristes,  habidas, de muchas vidas penando lo que, simplemente, engarza  el ser con la inexistencia posterior y anterior.
  Susurros de los vivos, palabras insonoras de los muertos. 
  Despéjase la zona, retornan los caminos pasos lentos hacia la salida de la que algunos no vuelven, quedan atrapados por cipreses haciendo guardia, erguidos, movidos por una ligera brisa que los aparta de su perpetua quietud , dueños de almas que ni siquieran existían más que en la fantasía del vacio que nos anunciaba el paso del tiempo, el tiempo que suspira, que entretiene mientras llega el límite temporal.
  Sola, esperándole Ramón a una prudente distancia, cuando todos han marchado se dirige hacia él y lo abraza, fuerte, sus manos recorren sus espaldas, lloran de felicidad culpable, fingiendo dolor, pero están alegres, apenados por la circunstancias y el escenario en el que dramatizan su escena de amor, las gafas negras ocultan el último morado de su ojo, habían pensado darle su merecido ese fin de semana, no aguantaba las palizas, no aguantaba las denuncias infructuosas, los insultos, las borracheras, órdenes de alejamiento que no se cumplían, ya no hacía falta, el muy cerdo se había despeñado con su coche por la carretera de camino a la locura. Se mató, le lloraron en su funeral y en su entierro, lágrimas falsas, ahora se besaban tímidamente como dos adolescentes, se dieron la mano y recorrieron también el camino de los cipreses, se terminó una vida para uno empezaba otra para los otros...

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