domingo, 14 de febrero de 2010

Otra vez gotas de lluvia

Resumía, con la mirada perdida frente a la ventana, el ocaso de un sentimiento que deslizábase al final de un momento en la vida, ésta seguiría su transcurrir en el fango de las sinrazones que no encuentran una explicación plausible. Ella se sabía descubierta, un descuido, un teléfono móvil con varios mensajes comprometedores sin borrar, una felicidad truncada compuesta por marido, hija y perfecto amante, en orden aleatorio indiferente a la preferencia, y ahora el final de aquella plenitud aproximábase a la quebrada ruptura del tronco del árbol de lo que todo empieza acaba, ya tomarían las decisiones por ella, lo peor de la tormenta ya había pasado ,quedaba una fina llovizna de gotas de lluvia que se podrían confundir con unas lágrimas que se resistían a salir para bajar por aquel rostro tantas veces amado, tantas veces besado, porque sabía que no podía luchar contra aquella pasión con la que disfrutaba del sexo en sus multiples variantes.  No era fácil admitir que, a veces, la vida te derrotapero más difícil resultaba admitir que de ella se aprendía algo, ¿el qué?.¿ a morir de aburrimiento? ¿ a no poder disfrutar del delicioso placer del orgasmo, (mejor si eran de dos o tres), de las cumbres en las que gozaba de la petite morte?. Suspira de fastidio, todo iba demasiado bien, amba a su esposo, disfrutaba de su amante, de esas escapadas furtivas y siempre amaba compartir su tiempo con la pequeña jugando, charlando de cosas infantiles de seis años, estaba tan deliciosa, tan guapa, tan ella, mejor que ella, sería más bella, instintivamente busca el paquete de cigarrillos en el bolso, quedan dos, ha fumado demasiado desde que se supo traicionada por aquel aparatejo, por aquellos mensajitos imprudentes con los que de tanto en tanto se comunicaba con Ricard. Una ligera tos faríngea comenzaba a molestarla, los mocos contenidos le taponaban la nariz, un pañuelito de papel acude al rescate.

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