¡Rompe el techo de cristal
que impide que los sueños
progresen! Autolimitados,
fingiendo felicidad con actos
contranatura, remando
a favor de la corriente
en dirección contraria
a los deseos
que se manifiestan
mientras duermes,
acurrucado, llorando,
esa amarga lágrima
resbaladiza por tu mejilla,
que apaga las mentiras
frustradas de una vida
arrastrada.
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