domingo, 2 de mayo de 2010

Arte puro el ser madre.

Dulce momento estar en tus brazos,
mesabas el rubio cabello rebelde
que a mi frente caía, indómito,
mientras dormitaba feliz, puro.

Reflejas en tu mirada limpia
el amor materno que dirigías
con tus ojos al niño, enamorada,
disfrutando el instante de paz.

Sonríes a la inquieta cámara
que enmarca una sonrisa
para la eternidad de los sueños
de aquel bebé entretenido.

Ausente todavía el dolor
de tu alma que confundió
la pasión con el amor,
abandonada a tu suerte.

Infelicidad sumida en la copa
de la decepción mundana, 
el arte innato que de tu ser
emanaba, quebrado por lo cotidiano.

Musas que inspiraron tu juventud
aniquilados por la poda injusta
de una sociedad pretérita
desalojando sueños del alma

Ahora llora aquel niño
mientras tu foto mira,
adulto en la vida, añora
momentos indoloros.

Quedo asombrado por lo lejano
que me resulta todavía tu muerte,
inmaduro, la desgracia me sumió
en la pena desposeída de lo que más quería.

Impotente cierro la caja
que retienen recuerdos inexistentes
que aun contienen en mi pecho
el latido de un corazón materno.

Ahuyento entre sueños la mirada
de aquella foto que persigue
la carencia inane de tu inmortalidad,
arte puro el ser madre.

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